Bueno el último día del viaje a Laponia fue realmente precioso. Nos levantamos mucho más tarde, lo cual me vino muy bien porque yo estaba reventada después del día anterior. El autobús nos dejó al lado de unas cabañas y nos adentramos en la naturaleza, caminando por un bosque nevado unos 15 minutos, hasta que llegamos a esta preciosidad de paisaje.
Y esto era la recta final del viaje. Al dejar este lugar el autobús se dirigía directamente a Helsinky, pero por el camino, mientras decidíamos qué películas íbamos a ver en las 10 horas de viaje, un chico dijo que miráramos a la derecha, y ahí estaban, luces del norte, ¡por fin! No lo había dicho pero las dos noches anteriores habíamos salido a buscarlas sin éxito. Así que le pedimos al conductor que parara el autobús y bajamos para verla bien. Era una luz verde al principio finita, luego fue engordando y realmente podías ver cómo avanzaba hasta que finalmente desapareció. Como es lógico no era fácil captarlo en una foto, y esto es lo que pude conseguir.
Y tras un laaaargo viaje en autobús, cogimos el ferry de nuevo a Tallin, así que pude despedirme de Helsinky y ver la ciudad alejarse (pero no ver la ciudad en sí), aunque volveré, sólo está a dos horas y media por mar.
Había pequeñas islitas con casitas de madera en medio del mar, dicen que son casas de verano de alguna gente, parecía de cuento.
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